Valores Naturales

Ubicado en el centro-noreste de la Provincia de Corrientes, con una superficie de 1.300.000 hectáreas, el Iberá es una de las áreas naturales más importantes del Cono Sur. En términos generales, el Iberá es una cuenca hidrológica alimentada por agua de lluvia que, debido al bajo escurrimiento asociado a un terreno prácticamente plano, conserva más de la mitad de su superficie cubierta por agua. En este sentido, el Iberá es uno de los humedales de agua dulce más importantes de nuestro país. Pero, el Iberá no es sólo una región inundada (los famosos esteros que le dan nombre), ya que los márgenes de la cuenca están cubiertos por tierras altas pobladas por pastizales, sabanas y montes. Esta combinación de tierras anegadas y secas hace que el Iberá albergue una gran diversidad de paisajes y especies de fauna y flora.

Mapa del Parque Provincial Iberá. Haga click sobre el mapa para ampliarlo.

El Iberá es también una Reserva Natural Provincial, la cual fue declarada en el año 1983 y cubre la totalidad de la cuenca hidrográfica del mismo nombre. De hecho, esta coincidencia entre los límites administrativos e hidrológicos de la Reserva es una de las principales fortalezas de su diseño como área protegida. El Iberá es también un paisaje humano con una rica historia y tradiciones de uso adaptadas a la vida entre dos mundos: el acuático y el terrestre.

En la actualidad la región de Iberá presenta un enorme potencial para el desarrollo de una economía local basada en el uso racional de los recursos naturales y, sobre todo, del turismo. Gracias al esfuerzo de las autoridades de la reserva, varias de sus especies de fauna y flora se han recuperado espectacularmente en las últimas dos décadas. Sin embargo, el Iberá todavía requiere de acciones creativas para asegurar su integridad ecológica al largo plazo. Por un lado, durante el siglo XX la cuenca sufrió un proceso de degradación ambiental que provocó la desaparición de sus especies más llamativas como el guacamayo violáceo (extinto mundialmente), el yaguareté, el lobo gargantilla, el pecarí de collar, el tapir y el venado de las pampas. Por otro lado, el Iberá todavía está sujeto a presiones político-ambientales que amenazan su supervivencia e integridad a largo plazo.

Clima

El clima de la región es subtropical. La temperatura media del mes de julio (el mes más frío del año) varía entre 15ºC y 16ºC. En verano, la temperatura media de enero es de 26.5ºC. Las precipitaciones medias anuales promedian los 1500 mm, siendo las precipitaciones estivales (noviembre a marzo) ligeramente superiores al resto del año, con unos 600 a 700 mm. La presión atmosférica media anual es semejante en toda la región y su valor varía entre 1002 y 1005 h Pa, con valores más elevados entre junio y julio y mínimos en los meses estivales. La variación de la radiación solar anual es muy escasa, en promedio oscila entre 220 calorías/cm2/día en el sector sur a 290 calorías/cm2/día en el sector norte durante los mínimos de invierno, y de 500 a 650 calorías/cm2/día respectivamente, para los máximos de verano.

Orígenes geológicos

La cuenca del Iberá fue modelada por el río Paraná hace aproximadamente 1,8 millones de años (durante el Plioceno-Pleistoceno), época en que este río cruzaba la provincia de Corrientes en el sentido Noreste-Suroeste, desde Ituzaingó hasta Esquina. En aquellos remotos tiempos, el Paraná corría por los que hoy es la depresión de Iberá, dando lugar al río Carambola-Corriente. En su recorrido, un manto de basalto impedía al Paraná seguir hacia el oeste; pero cuando logró abrirse paso a través de este manto, volcó sus aguas en el Yabebiry, un afluente del río Paraguay, capturando su cauce y estableciendo así su actual recorrido entre la localidad de Ituzaingó y Confluencia. Al superar la barrera que significaba el manto de basalto, formó los rápidos de Apipé, Santa María, 25 de Mayo y Júpiter, y se abrió en varios brazos delimitando numerosas islas, entre ellas Apipé Grande (Castellanos, 1975).