Valores Culturales

La Religión

La religión ocupa un lugar importante en la vida de los habitantes del Iberá y toma matices particulares como en el resto de Corrientes.

El culto a los santos y en especial a las imágenes religiosas se arraigó con facilidad en el pueblo guaraní, ya que la estrategia de los jesuitas no fue la conversión de la religión tupí guaraní sino una sustitución, resignificando el contenido original. Ejemplo de ello son la búsqueda de la Tierra Sin Mal por la búsqueda del cielo y la vida eterna, o el culto a los muertos, por el de los santos.

En el santoral de la zona, la más venerada es la imagen de la Virgen María bajo distintas advocaciones: Itatí, de la Inmaculada Concepción, Loreto, del Rosario y de Lourdes. También hay lugar para otros santos que solo fueron canonizados por el pueblo y no por la institución religiosa.

Dentro de los santos no reconocidos oficialmente por la Iglesia Católica, los más destacados son el gaucho Antonio Gil o el gaucho Lega, o una figura íntimamente ligada a los esteros, el santón Antonio María, de quien se dice que en vida curaba con agua de los esteros y que, perseguido por la justicia, fue muerto en la isla de San Alonso. También de la zona es la devoción a La Pilarcita, niña santificada espontáneamente por los habitantes de la zona de Concepción, quienes le ofrendan muñecas y cuya fiesta crece año a año.

Un típico patio correntino con su capilla

Las procesiones son una tradición especialmente en los pueblos ligados al noroeste de Iberá y es frecuente, también, que los devotos se trasladen de un pueblo al otro a caballo o en carros, llevando consigo imágenes religiosas particulares o de las parroquias para visitar al Santo Patrono homenajeado.

Otra costumbre ligada a lo religioso que agrega color a los pueblos es la de las capillas familiares hechas en honor a un santo o virgen de quien la familia es devota. En Concepción del Yaguareté Corá esto es muy notable ya que existen más de 45 capillas en las que se deposita la fé y se celebra con gran fiesta y júbilo el día del santo, habiendo tenido el recaudo de rezar una novena con anterioridad.