Valores Culturales

El Mariscador

A diferencia del “mencho”, peón muy diestro en las tareas rurales, hubo quienes no aceptaron ser asimilados por una cultura ajena y se internaron en lo más profundo de este sistema hídrico para recrear su anterior vida de cazador recolector, dando lugar a la aparición de la figura del mariscador.

El mariscador llevaba una vida nómade e independiente, dedicándose a la caza y a la pesca como medio de subsistencia y teniendo contacto esporádico con los poblados, hecho que favoreció aún más la mantención de la lengua y las costumbres guaraníes. Estos hombres del Iberá conocían como nadie el territorio lacustre en el cual se movían gracias a las canoas mariscadoras, de fondo plano y con ayuda de un botador, y también lograron un conocimiento profundo del comportamiento de los animales de la zona, a los que cazaban tan solo con la ayuda de un machete y una chuza.

La actividad mariscadora, que en un comienzo tenía como fin el autoconsumo, más tarde (debido al valor internacional de pieles y plumas exóticas) se convirtió en un fuerte intercambio comercial entre los mariscadores y los acopiadores, que “pagaban” las pieles con mercaderías y casi nunca dinero. El movimiento económico generó que en algunos parajes hasta se instalaran “boliches de acopio”, que en algunos casos también funcionaban como proveeduría.

En la actualidad el hombre del Iberá conserva algunas costumbres, como el uso de la canoa a botador y de los caballos, sin los cuales en algunas áreas sería imposible moverse. Otra característica son los pies descalzos, que en muchas ocasiones van acompañados de espuelas y polainas. Esto ha sido tomado erróneamente como signo de pobreza cuando en verdad se trata de una cuestión práctica, ya que la mayor parte del tiempo los pies están en el agua.

Cuando en 1983 se creó la Reserva Provincial y se prohibió la caza, se convocó a estos baqueanos mariscadores para que se convirtieran en guardaparques y utilizaran sus conocimientos del estero para conservarlo. Siguiendo este ejemplo, CLT también incorporó a baqueanos y ex mariscadores a su equipo, y hoy son los principales guardianes de la naturaleza.