Reserva Provincial

La Reserva Provincial Iberá fue creada en 1983 y abarca 1.300.000 hectáreas. En su interior se ubica el Parque Iberá (de 700 mil ha.) sobre tierras públicas, el cual a su vez está rodeado por 600 mil ha. de tierras de propiedad privada. En esta importante área de amortiguamiento que rodea al Parque, la producción de naturaleza convive con actividades productivas tradicionales que deben desarrollarse bajo modalidades que eviten o minimicen los impactos ambientales que producen.

Reservas privadas de CLT en proceso de donación

Las 150 mil hectáreas adquiridas por CLT y Fundación Flora y Fauna Argentina entre 1997 y 2002, se encuentran actualmente en proceso de donación al Estado para constituir el Futuro Parque Nacional Iberá. En 2019 se habrá completado la donación de tierras, las cuales desde su adquisición han sido manejadas con la finalidad exclusiva de la producción de naturaleza, razón por la cual CLT ha desarrollado, y seguirá haciéndolo hasta 2026 conforme con el acuerdo de donación, intensas tareas de restauración del paisaje y de las especies que habitan o habitaron el Iberá.

Osos hormigueros reintroducidos en la Reserva San Alonso.

Otras reservas privadas

En la Reserva Provincial Iberá existen otras iniciativas de conservación en tierras privadas llevadas adelante por empresas o personas físicas, con asesoramiento de distintas ONGs. La contribución de estas iniciativas a la conservación del Iberá resulta fundamental y comprenden campos dedicados a la producción de naturaleza en su totalidad o en combinación con actividades productivas tradicionales llevadas adelante con prácticas respetuosas del ambiente. Sin embargo, muchas de estas reservas se constituyen para el corto plazo y caducan por decisión del propietario o por venta del campo.

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Servidumbres ambientales

Una iniciativa novedosa para la conservación a largo plazo en tierras privadas lo constituyen las servidumbres ambientales. A través de esta figura se pueden imponer restricciones de manejo sobre un campo (por ejemplo la imposibilidad de fumigar, de reemplazar los ambientes naturales o de fijar cargas ganaderas demasiado altas) que se trasladan con el dominio, es decir que no caducan al vender un campo y cualquier persona o empresa que lo adquiera tendrá la obligación de cumplirlas. Idealmente, el titular de esta servidumbre ambiental debería ser un organismo estatal o una ONG que verifique el cumplimiento de la servidumbre en el largo plazo. CLT se encuentra explorando la posibilidad de fijar servidumbres ambientales en algunos campos privados del Iberá, iniciativa que casi no ha sido implementada en Argentina.

Ganadería en pastizales naturales

La ganadería es una actividad tradicional en el Iberá que, realizada con las cargas animales adecuadas. puede resultar una aliada de la conservación, además de promover la permanencia de prácticas culturales propias de esta región. La mayoría de los campos privados en los que se desarrolla la ganadería en Iberá comprende pastizales de zonas altas poco representados en las tierras públicas destinadas a la conservación y cuya protección resulta imprescindible para la supervivencia de numerosas especies entre las que destacan aves amenazadas como el tordo amarillo, el yetapá de collar o el corbatita. A diferencia de otras actividades productivas que reemplazan los ambientes naturales del Iberá (como la ganadería sobre pasturas implantadas, las arroceras y las plantaciones de pinos y eucaliptos) la ganadería sobre pastizales naturales permite la subsistencia de muchas de las especies de flora y fauna nativas. Existen interesantes iniciativas que certifican la producción de carne bajo condiciones amigables con la conservación del pastizal que deberían ser incorporadas en el Iberá y que permiten acceder a mercados exigentes y responsables con el cuidado del ambiente.

Ley nacional y provincial de protección de bosques nativos

Los bosques nativos de Argentina se encuentran resguardados por leyes específicas de ordenamiento territorial. Así, los que poseen la categoría de “rojo” o “amarillo” no pueden ser reemplazados por otros usos de la tierra, por lo tanto el desmonte puede autorizarse únicamente en bosques categorizados como “verdes,” previa presentación de un estudio de impacto ambiental. Los bosques nativos del Iberá (bosques higrófilos, bosques del espinal, palmares) son uno de sus ambientes más característicos y diversos. Sin embargo, solo una pequeña proporción se encuentra inventariada y algunos de ellos han sido clasificados en categoría verde y por lo tanto son susceptibles de ser talados. CLT se encuentra trabajando para completar el mapeo de los bosques nativos del Iberá y promover su inclusión en la categoría roja o amarilla para aumentar su grado de protección.