NUTRIA GIGANTE

El lobo gargantilla (Pteronura brasiliensis), también conocido en nuestro país como nutria gigante, es un carnívoro de la familia de los mustélidos, nativo de Sudamérica. Es el mayor carnívoro acuático de dicha región y la mayor nutria del mundo, llegando a medir 1,8 m de longitud y pesar 33 kg.

Las nutrias gigantes son animales principalmente diurnos, sociales y territoriales. Utilizan los cursos de agua para alimentarse y desplazarse, si bien pasan gran parte del tiempo en tierra firme donde se desplazan con facilidad. Por lo general, las nutrias viven en grupos familiares, en los que sólo la hembra dominante pare entre una y tres crías al año, las cuales son cuidadas por todo el clan.

El predador tope de los ecosistemas acuáticos

La mayor parte de la dieta del lobo gargantilla está compuesta por peces aunque puede incluir crustáceos, moluscos y vertebrados terrestres como yacarés subadultos, aves o roedores. Por sus características alimenticias, este carnívoro suele ser predador tope en las cadenas tróficas de los cursos de agua donde habita, siendo una especie clave en dichos ecosistemas.

El retroceso de sus poblaciones en Sudamérica

La especie está catalogada como amenazada a nivel internacional, críticamente amenazada en la mayoría de los países donde se distribuye, e incluso considerada probablemente extinta en toda Argentina según la IUCN. La Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (SAREM) la considera En Peligro Crítico de Extinción y menciona que no hay registros de una población estable o individuos adultos con territorios estables en la Argentina en al menos los últimos 30 años. Es probable que una combinación de factores incluyendo la modificación del hábitat, la contaminación, la caza furtiva y los conflictos con humanos hayan provocado la retracción de sus poblaciones en Argentina.

En el pasado la distribución de la especie era muy amplia, abarcando desde Guyana, Venezuela y Colombia, hasta el norte de Argentina y Uruguay y zonas orientales de los Andes. Actualmente, la mayor parte de las poblaciones de lobo gargantilla se distribuyen de manera discontinua en el Pantanal, Amazonas brasileño y las regiones inmediatamente adyacentes a este área, Guyana francesa, Surinam y Guayana.

En Argentina la nutria gigante habitaba las cuencas de los ríos Paraná y Uruguay, incluyendo los Esteros del Iberá. También penetraba en la región Chaqueña a través de ríos como el Bermejo, llegando por el oeste incluso hasta Jujuy. Los últimos registros de la especie en el país datan de más de dos décadas, en las cuencas de los ríos Iguazú, Paraná y el arroyo Urugua-í en la provincia de Misiones, con un único avistamiento ocasional reciente en el año 2010 en el río Iguazú superior, en la zona de Garganta del Diablo.

Presencia histórica de la nutria gigante en Iberá

En la provincia de Corrientes existen citas principalmente a lo largo de los ríos Paraná (incluso hasta el año 1993) y Uruguay. También existen registros no confirmados en los departamentos de Ituzaingó y Paso de los Libres. En los Esteros del Iberá, que se conectan con el río Paraná a través del río Corrientes y con el río Uruguay a través del río Miriñay, la cita más conocida de la especie es un cráneo hallado en la Laguna Fernández. Existen también relatos de la presencia de la especie en la zona de Rincón del Diablo, Capitá Miní, Yahaveré, laguna Itatí Rincón, laguna Misteriosa, arroyo Sánchez (unos kilómetros al norte de la localidad de Colonia Carlos Pellegrini) y en los esteros del Miriñay, al oeste de la localidad de Tapebicuá.

La oportunidad de recuperar el mayor predador acuático de los esteros

La ausencia de predadores tope en el Iberá, tales como el yaguareté y la nutria gigante implica un desbalance en el ecosistema, al perderse sus roles como reguladores de las poblaciones de presas. Sumado al efecto ecológico de restaurar un predador tope en el ecosistema, la reintroducción del lobo gargantilla representa otro recurso importante para la producción de naturaleza que se viene desarrollando en la región, basada en el ecoturismo. En este contexto, y en base a las especies recomendadas a ser reintroducidas en Iberá, es que se plantea el proyecto de reintroducción de la nutria gigante, que sumado al yaguareté representan los dos predadores topes en los ecosistemas acuáticos y terrestres de la zona, respectivamente.